El Cuento de IVANO

En la ciudad de Bella Pasta, hay un pequeño restaurante italiano llamado “REZETA CANTINA», famoso por sus pizzas y pastas hechas con verdadero amor. Allí trabaja IVANO, un italiano apasionado por la cocina, que siempre esta imaginando nuevas formas de comer.

El mejor cocinero del mundo para sus hijos, Mauro y Pablo así como para el señor Michelín, aunque esto aun él no lo sabe. Lo que ellos no sabían, era que su padre tenía un secreto increíble: Ivano no era solo un chef, ¡también
era el famoso superhéroe Capitan Ravioxo!

Ivano había descubierto, por accidente, que los ingredientes, que resultaron mágicos, de una antigua receta italiana le otorgaban superpoderes. Con un mordisco de su especial «Pizza Suprema», podía volar más rápido que el viento. Al tomar un sorbo de su «Minestrone», ganaba una fuerza impresionante, capaz de levantar un camión. Y al comer su famosa “Tarta de Limón», podía hacerse invisible por un tiempo.

Con sus poderes, Ivano protegía a la ciudad de villanos como Mala Carbonara, una ladrona que usaba masas pegajosas para atrapar a sus enemigos, o Pesto Cara Tomate, quien quería cubrir todo Bella Pasta con una capa de queso maloliente.

También había un detalle importante: la madre de Mauro y Pablo, la bella PI, … no sabía nada de los poderes de Ivano.

Para ella, él era simplemente un tierno chef despistado que olvidaba cerrar la puerta de la nevera y pasaba horas hablando de recetas.

Aquel día, mientras Ivano preparaba su famosa «Lasagna de los Sueños», algo extraño sucedió. Los ingredientes de su cocina comenzaron a desaparecer misteriosamente.

El queso, la salsa, incluso los tomates… ¡se esfumaban sin dejar rastro!
—¡Papá, el ratón gigante del vecindario debe estar detrás de esto! —dijo Mauro, tratando de ayudar.

—No creo que sea un ratón. ¡Esto es obra de alguien con un gran apetito de problemas! —respondió Ivano con una sonrisa nerviosa, sospechando que Mala Carbonara que volvía a estar en libertad, estaba detrás del robo.

Ivano sabía que tenía que actuar. Esperó a que PI saliera a hacer compras y, mientras tanto, les dijo a los niños:

—Voy a buscar más ingredientes al almacén de la ciudad. No tardo. ¡No toquéis nada! ¿Vale?

Mauro y Pablo, curiosos como siempre, decidieron seguirlo en secreto.

Al llegar al almacén, no podían creer lo que veían: ¡su padre estaba peleando con Mala Carbonara! Ivano volaba por el aire con su «Capa de Masa de Pizza», esquivando las trampas pegajosas de la villana.

—¿Es… papá? —preguntó Mauro, boquiabierto.

—¡Papá es un superhéroe! —exclamó Pablo emocionado. Los dos decidieron ayudar.

Usando un saco de harina como arma, lograron cegar a Mala Carbonara por unos segundos, lo suficiente para que Ivano la derrotara con un «Tornado de Hilos de Mozarella”.

—¡Mauro! ¡Pablo! ¿Qué hacéis aquí? —preguntó Ivano, sorprendido y algo preocupado.

—¡Ayudarte, papá! —dijeron al unísono.
Ivano no tuvo más remedio que contarles la verdad.

—Sí, soy Capitan Ravioxo. Pero este secreto debe quedarse entre nosotros, ¿de acuerdo? Ni una palabra a mamá.

—¡Prometido! Pero… ¿podemos ayudarte en tus misiones? —preguntó
Mauro.

—¡Por favor! Yo puedo ser el “Rey de las Recetas” —añadió Pablo.

—Vuestra madre me mataría — contesto Ivano

—¡Por favor papá! —gritaron al unísono

Ya veremos —dijo Ivano con una sonrisa.

Aquella tarde gracias al Capitan Ravioxo y sus escuderos, Bella Pasta descansaría de nuevo tranquila y en libertad.

Al llegar a casa, mientras PI probaba la nueva «Lasagna de los Sueños» y comentaba lo delicioso que estaba todo, después de quitarse un antifaz negro sin que nadie se diera cuenta… Ivano, Mauro y Pablo intercambiaron miradas cómplices. Al final  seguro que terminarían formado el mejor equipo para proteger a la ciudad.